Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se entiende por carnes rojas, toda la carne muscular de los mamíferos se incluye en esta definición la carne de res (vaca), ternera, cerdo, cordero, caballo, cabra y cerdo. En cambio, cuando se habla
de carne blanca, se engloban las carnes de aves como, pollo, pavo y conejo.
La carne se compone de:
Agua.
Proteínas.
Aminoácidos.
Minerales.
Grasas.
Vitaminas.
Por otra parte, el consumo de carnes rojas, así como de sus derivados (salchichas industriales, hamburguesas o tocino), puede incrementar el riesgo de desarrollar: Obesidad, Diabetes tipo 2, Hipertensión Arterial e Hipercolesterolemia.
El papel del nutriólogo como especialista en la salud, es que el paciente aprenda la importancia de alternar y sustituir las carnes rojas, con otras fuentes proteicas, por ejemplo: pescado, huevos (fuentes animales) y leguminosas, cereales y oleaginosas (fuentes vegetales).
Se recomienda incluir las carnes rojas, de 3 a 4 veces por semana (aproximadamente 100 g.), priorizando las partes magras. La ingesta de carnes procesadas debería ser limitada. Es de suma importancia que en la distribución de nuestro plato siempre esté presente una buena porción de alimentos de origen vegetal como lechuga, espinaca, arúgula, alfalfa, tomate y frutos secos como cacahuates, nueces, almendras, limitando el consumo de aderezos y optando por vinagretas caseras o limón.
Referencias
Araneda, M. (2020). Carnes y Derivados. Composición y Propiedades. Recuperado de https://www.edualimentaria.com/carnes-cecinas-composicion-propiedades
Eroski (2018). Carne roja o carne blanca: ¿Cuál es mejor y por qué? Recuperado de https://www.eroski.es/inspirate/blog-eroski/carne-roja-carne-blanca-mejor/
Comments